que se reúne para ser corriente
con el agua clara de los manantiales.
Hay un sentir ufano
que anda desbrozando el caudal
para llegar a anegar de ternura
la desembocadura
de esta tempestad.
Hay un rumor por la alameda
que va sembrando de jazmines
las entrañas de los alguaciles
para que cese su rancia censura
y estalle tras su triste figura
el estrépito de nuestro verano.
Hay tanta gente alrededor
y un silencio tan sabio,
palabras que mueve la corriente
con su transitar efervescente
construyendo palacios.
Hay un cauce que nos lleva
y una serena lealtad
a prueba de naufragios,
hay tanto entusiasmo
en este deseo de navegar,
que se nos queda pequeño el mar
y necesitamos más espacio.
¡Ay corazón que te adentras en alta mar!
no temas las inclemencias del tiempo
ni el valor que nos otorga la distancia.
Agarra ese viento a favor
y no sueltes este timón,
porque nuestra embarcación
está bendecida por los rayos del sol
y se gobierna con la llama eterna
que surge del resplandor
que nos otorga la vida
al saber que existimos cuando nos soñamos
y que nos desvanecemos como por arte de magia
cada vez que se nos juntan los labios.
Josiño...)